Tipos de reóstatos


El concepto de reóstato, que puede escribirse tanto con como sin tilde según informa la Real Academia Española (RAE) en su diccionario, deriva de un vocablo griego y se emplea en el campo de la electricidad para hacer referencia a un instrumento que sirve para, en un circuito, regular y modificar la resistencia.

Analizando las particularidades de estos dispositivos podemos descubrir la existencia de reóstatos de antigüedad variable que, según su funcionamiento, se clasifican como electrónicos (capaces de limitar la onda de intensidad, generando así un considerable ahorro de energía) o como reóstatos mecánicos (los más comunes, basados en una resistencia por la cual pasa la corriente sin suponer un ahorro energético). Si se tienen nociones básicas de electricidad y componentes electrónicos, es posible además desarrollar un reóstato casero.

Al profundizar nuestros conocimientos sobre el tema, además, distinguimos entre reóstatos de arranque, reóstatos de iluminación de tablero, reóstatos industriales, reóstatos para máquinas soldadoras, reóstatos montados en tándem, reóstatos líquidos destinados a motores industriales de alta potencia, reóstatos cerámicos (los cuales pueden ser simples, dobles, triples o ser presentados en cajas) y reóstatos rotativos, así como encontramos como productos a tener en cuenta reóstatos toroidales vitrificados (con potencias que abarcan desde 25 hasta 500 watts), reóstatos de alambre tipo bakelita (de dimensiones pequeñas y potencias de entre 2 y 7.5 watts) y reóstatos tipo laboratorio (dispositivos de desplazamiento circular que se utilizan de modo portátil y contempla potencias de entre 50 y 800 watts), por enumerar otros que diversifican y amplían el alcance y aprovechamiento de estos aparatos.