Con origen en el latín putĕus, el concepto de pozo alude al hueco que se hace en la superficie terrestre al perforar (con maquinarias o valiéndose de las manos) un determinado sector de tierra. El término, asimismo, describe a los espacios en los cuales los ríos alcanzan una profundidad más importante respecto a otras zonas y se aprovecha en determinadas circunstancias para hacer referencia al fondo que se logra con los aportes de dinero de diversas personas (en un juego de azar, por ejemplo, el ganador se puede llevar el ‘pozo acumulado’).
Como el alcance de esta palabra es amplio y se aplica en distintas circunstancias y ámbitos, hoy hemos querido hacer foco en sus significados y variedades con el fin de ayudarlos a ampliar sus conocimientos generales.
En este marco, entonces, comenzaremos por señalar que los pozos profundos que se realizan para que el agua acumulada en un par de niveles subterráneos ascienda de manera natural a la superficie externa, por citar una posibilidad, reciben el nombre de artesianos, mientras que las excavaciones a gran profundidad que se llevan a cabo con la idea de hallar y extraer petróleo se conocen como pozos petroleros.
También hay pozos negros (también conocidos como pozos ciegos, en reemplazo de alcantarillas, para servir de depósito de aguas de desecho), pozos de nieve, pozos de lobo y pozos bautizados como Airón (los cuales se caracterizan por su considerable hondura), así como existe la expresión “pozo de la hélice” para identificar a los conductos alargados de formato rectangular que, en ciertas embarcaciones, atraviesan la popa de manera vertical.