A la hora de alimentarse, mucha gente se deja cautivar por el sabor y la textura del omelette, una preparación a base de huevo batido y condimentado que también se conoce bajo la denominación de tortilla francesa.
Se trata de un plato muy versátil que se adapta a un gran número de combinaciones: de ahí que existan incontables variantes de esta propuesta que seduce a grandes y a chicos.
La versión más extendida a nivel mundial es el omelette de jamón y queso enrollado (logrando una apariencia de canelón), aunque hay quienes lo doblan a la mitad y prefieren mezclar todos los ingredientes para que queden unidos en la masa.
Champiñones, choclo en grano, chorizo colorado, salchichas y verduras son parte de los productos que se pueden considerar a la hora de elaborar un omelette de sabor particular. En territorio estadounidense, por detallar un caso específico, la versión con cebolla, pimientos verdes y salsa de tomate ha sido bautizada como Spanish Omelette, mientras que la alternativa con pimientos, cebollas y jamón en trozos se presenta como Western Omelette.
La modalidad de cocción elegida, en tanto, nos invita a diferenciar entre omelette al horno, omelette a la plancha, omelette en sartén, etc. Y si se los coloca en moldes de muffins, entonces tendremos omelettes convertidos en mini tortillas.
Muy distinto a los anteriores es el omelette sorpresa (el cual también se ha popularizado bajo las denominaciones de omelette noruego u omelette à la norvégienne), ya que se trata de un tentador postre que incluye helado, masa y merengue.