El karma, que para algunas personas identifica a la fuerza espiritual, es un concepto muy vinculado a religiones propias de la India, donde se lo interpreta como la energía que deriva del accionar de cada individuo condicionando de este modo cada reencarnación hasta alcanzar la perfección.

La doctrina que se basa en las enseñanzas del texto sagrado hinduista Bhagavad guitá, por señalar un caso que permite descubrir los alcances de esta noción, se define como karma yoga y gira en torno a la idea del trabajo desinteresado para cumplir con el deber (dharma) más allá de los resultados positivos o negativos de dicha acción.

La escuela conocida como Karma Kagyu, en tanto, está relacionada al budismo tibetano y tiene como líder espiritual al Gyalwa Karmapa.

Tampoco se puede dejar de saber que, según la creencia de que todo acto tiene su consecuencia (para bien o para mal, según el comportamiento de cada ser), existen karmas individuales (cuando la consecuencia de un accionar desarrollado en la actual o en otras vidas recae en una sola persona), karmas familiares (cuando el efecto de un acto se extiende a todo el núcleo familiar), karmas regionales (con consecuencias para todos los habitantes de un cierto territorio), karmas nacionales (aquellos que abarcan a toda una nación), karmas colectivos (cuando se asocian individuos con karmas individuales similares entre sí y el resultado es grupal) y karmas mundiales (aquellos que recaen sobre la humanidad en su conjunto, sin limitaciones geográficas), por describir los más conocidos a nivel general.