Como parte de las medidas de seguridad, en la actualidad los automóviles incluyen un dispositivo que se conoce con el nombre de airbag (“bolsa de aire”, tal su traducción al español).

El propósito de este elemento que se acciona en caso de accidente, cuando se produce un impacto fuerte, es amortiguar la violencia del choque para proteger a los ocupantes del vehículo frente a los golpes. El uso del cinturón de seguridad es clave en estos contextos porque de nada sirve que se active el airbag si quienes viajan en el coche salen despedidos por la violencia de la colisión.

En relación a estos productos, se reconocen airbags delanteros (brindan protección, en caso de un choque de frente, en la zona del volante y el parabrisas, así como también al acompañante), airbags laterales (se activan desde el costado del asiento para resguardar la parte del tórax), airbags de cortina (se ubican en el techo, cerca de las ventanillas y al inflarse protege la cabeza aunque no está disponible en todos los modelos de autos) y, desde hace relativamente poco tiempo, se distinguen también los airbags para preservar las piernas de los automovilistas evitando daños por el choque contra la palanca de cambios, por ejemplo).

Hay vehículos, además, que ofrecen como medidas de seguridad airbags posteriores (en caso de embestidas bruscas que impacten en el sector trasero) y airbags centrales (evitan que dos o más acompañantes se golpeen entre sí). Los desarrollos automotrices más recientes, además, incorporan como opciones alternativas más específicas, como el airbag para los cinturones de seguridad y los airbags que se inflan en la zona delantera del coche del lado de afuera para, en caso de que se atropelle a alguien, la víctima vea amortiguado el golpe contra el parabrisas.